Esta manera de invertir se basa en su plusvalía, es decir, que el valor de un bien raíz aumente por causas externas a él. En el caso de los terrenos, esto se da bastante.

Además del paso del tiempo, hay diversos factores que pueden afectar la plusvalía de una propiedad:

1. Dónde está ubicado. Es importante conocer la zona donde se encuentra el terreno, así como la oferta y demanda en el sector. Si está cerca de una playa o de un río, su valor sube, pero si el río suele desbordarse, disminuirá su valor. Lo mismo pasa si el área tiene riesgo de desastres naturales, como aluviones o inundaciones.
2. Cómo es su superficie. Un terreno plano, amplio y con suelo apto para construir tiene más plusvalía que uno muy irregular o cuyo suelo no es adecuado para construcciones, por ejemplo.
3. Si hay acceso a servicios básicos. Esta es una de las claves que hay que tener en cuenta al comprar un terreno. Aunque no vayas a utilizar internet, luz, agua o alcantarillado, hay que saber si se pueden instalar a futuro, ya que tu próximo comprador o compradora podría necesitarlos. Y si hay acceso, ¡aumenta la plusvalía!
4. Urbanización y posibilidad de crecimiento. ¿Cómo se desarrollará la zona a mediano y largo plazo? ¿Cuáles son los planes del municipio y la comunidad? Un sector que tiene potencial para crecer puede atraer negocios, mejorar la economía y la urbanización y, de paso, aumentar el valor de tus bienes raíces.
5. A cuánto está la UF. La Unidad de Fomento generalmente va en alza, por lo que el valor del terreno también aumenta con el tiempo.
6. Mantención adecuada. En realidad, este factor depende de ti y consiste en cuidar que tu terreno esté en óptimas condiciones. Por eso, preocúpate de eliminar las malas hierbas, basura y plagas. La presentación ayuda mucho al momento de vender.

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Fuentes:

• Foto principal: Shutterstock.